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inferir

El verbo inferir deriva en su etimología del latín “inferre”, palabra integrada por el prefijo de interioridad “in” y por “ferre” que se traduce como “llevar”. Inferir es sacar una conclusión por un proceso racional, llevándose por lo que está contenido en lo precedente. Ejemplos: “Infiero de tus palabras que estás arrepentido de tu proceder,

malograr

La palabra malograr se compone de “mal” y de “lograr” por lo cuál malograr es volver algo malo o perjudicial, frustrando la consecución de su fin, de modo intencional, culposo o por accidente. Ejemplos: “Mi proyecto se vida se ha malogrado por el deceso de mi esposo, que era mi gran amor”, “Has malogrado tu

atorado

La palabra atorado hace referencia a la acción y al efecto del verbo de primera conjugación, atorar, que procede del latín “obturāre”, en el sentido de impedir la circulación, entorpecer, atascar u obstaculizar. Se aplica en varios contextos, por ejemplo: “La cañería se ha atorado con los residuos sólidos que se han arrojado por ella”,

perturbar

La etimología del verbo de primera conjugación, perturbar, nos remite al latín “perturbare”, vocablo integrado por el prefijo “per” que indica una totalidad y “turbare” que puede traducirse como hacer remolinos”. Perturbar es quebrar la calma de algo o de alguien inquietándolo, desordenándolo o desestabilizándolo. El agente perturbador (el que ejerce la acción) y aquello

prender

El verbo prender se originó en el latín “prehendere” vocablo integrado por el prefijo de antelación “prae” y “hendere” que puede traducirse como “tomar” o “agarrar”. Se utiliza en varios contextos: En Derecho se dice que se ha prendido a un delincuente cuando se lo ha capturado, para resguardarlo y colocarlo en prisión ante la

lapso

Lapso procede del latín “lapsus” que a su vez se derivó del verbo “labi” en el sentido de “resbalar”, o sea algo que predispone a caer en el error que puede ser accidental o provocado (en este caso usamos actualmente el término “lapsus”). Los “lapsus linguae” son errores lingüísticos en la articulación de las palabras,

prelación

La palabra prelación, del latín “praelatio” se compone de varios términos latinos: el prefijo de antelación “prae”; la raíz “latio” que se refiere a llevar alguna cosa, más el sufijo “tio” que indica que se trata de una acción y/o un efecto. La prelación es aquello que hace que se le de prioridad a un

manera

La etimología de la palabra manera nos remite al latín “manuaria”, vocablo integrado por el sustantivo “manus” y por el sufijo de pertenencia “arium”. Cuando nos referimos a manera estamos hablando de formas de ser o de actuar de las personas o animales, las cuales pueden ser buenas, malas o indiferentes en sentido valorativo. Ejemplos:

rendición

La palabra rendición alude a la acción y al efecto de rendirse. Procede del latín “redditiōnis”, vocablo integrado por el prefijo “re” que indica en este caso una dirección de retroceso, más el verbo “dare” = “dar”, y el sufijo “ción” de acción y efecto, lo que podría traducirse literalmente como volver a dar o

requerimiento

Cuando hablamos de requerimiento aludimos a la acción y también al efecto del verbo requerir, palabra que se originó en el latín “requirere” integrada por el prefijo de reiteración “re” y por “quaerere” en el sentido de “preguntar” siendo por lo tanto el hecho de preguntar y volver a hacerlo, indagando con profundidad, peticionando y