Concepto de correveidile
La palabra correveidile (sustantivo de uso indistinto en masculino y en femenino) es la unión de las siguientes acciones: “corre”, de verbo correr, en el sentido de ir muy de prisa, “ve” que alude a dirigirse a un lugar, y “dile”, orden de dar a otro una comunicación. Es una palabra que expresa muy descriptivamente a quien se aplica, pues se trata de aquellos que se encargan raudamente de hacer circular una información, o más precisamente, un rumor. Es el conocido como “chismoso” que se ocupa de difundir noticias especialmente curiosas, pícaras, deshonrosas, pecaminosas, etcétera, de dudosa veracidad, ya que ni siquiera se preocupa por confirmarlas, sino que las recoge, las inventa o las cree escuchar, y luego las propaga, generando que se haga una especie de “bola de nieve” ya que otros del mismo “oficio” de correveidiles agregarán nuevos condimentos a la información que cada vez se tergiversará más, para resultar sumamente atractiva, pero cada vez menos cierta; y sus efectos pueden ser altamente destructivos, calumniosos e injuriosos.
En la literatura clásica española, el término «correveidile» aparece en obras que exploran la curiosidad humana y la comunicación rápida de rumores. Por ejemplo, en el Siglo de Oro, varios escritores mencionan personajes dedicados a la difusión de chismes, reflejando la importancia cultural de estos personajes en la intriga cortesana y social de la época. Esta práctica, aunque criticada moralmente, era vista en ocasiones como un elemento dinámico de la interacción humana.
Si bien a todos en alguna forma, nos importa lo que les sucede a otros, hay individuos que no solo disfrutan de enterarse de cosas privadas de terceros, sino que gozan con darlas a conocer, con ser voceros y difusores de secretos. Quieren tener la primicia y comentarla para adjudicarse el conocimiento de esos datos, comprobando que los demás tienen cosas que esconder, y que no solo su propia vida es miserable, sino que la de los otros, también puede serlo. Son personas vacías, insensibles, o al menos ignorantes al dolor que pueden causar. No es lo mismo que aquel al que le cuentan un secreto y no puede guardarlo; sino que el correveidile no espera a que alguien le confíe algo, sino que busca y se esfuerza por hallar los chismes.
La psicología detrás de los correveidiles se relaciona frecuentemente con la necesidad de reconocimiento y autoafirmación social. Aquellos que propagan rumores pueden buscar la validación y el estatus que se deriva de ser fuentes de ‘información privilegiada’. Además, este comportamiento puede responder a un deseo de control social, donde la manipulación de la percepción pública ofrece al chismoso una sensación de poder sobre su entorno.
También puede referirse a quien encubre una relación amorosa, que resulta pecaminosa, o al menos que no debe darse a luz, para no afectar a otras personas. Es sinónimo de alcahuete o de “celestina”, este último término recogido de la obra del dramaturgo español Fernando de Rojas “La Celestina” siendo este el nombre de la protagonista, que se ocupa de lograr que los amantes concreten sus citas.
En distintas sociedades, los rumores pueden desestabilizar comunidades enteras, generando conflictos o marginación de individuos. Existen ejemplos históricos, como el caso de Salem en el siglo XVII, donde la difusión de rumores inició una cadena de eventos que culminó en pánico colectivo y persecuciones. El impacto social de los correveidiles, al trastocar la realidad, puede llegar a alterar la dinámica comunitaria y aumentar el conflicto.
Fingermann, H. (30 de mayo de 2019). Concepto de correveidile. Deconceptos.com. Actualizado el 2 de mayo de 2025. https://deconceptos.com/ciencias-sociales/correveidile
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