Concepto de colecho

La palabra colecho literalmente significa compartir el lecho, y se usa para designar la práctica de que los bebés y niños pequeños compartan la cama con ambos padres o con uno de ellos. Puede tratarse del mismo lecho, o de añadir su cunita, a la cama de su/s progenitor/es. Colecho no figura en el diccionario de la RAE.

Siendo una práctica común en el siglo XIX por razones de espacio, ya que las viviendas no poseían habitaciones para los niños, en el siglo XX, se recomendó cuando existiera la posibilidad de que los pequeños contaran con su propio dormitorio, que durmieran allí, desde los 45 días de vida para favorecer su independencia y la intimidad de los padres; volviendo en el siglo XXI a la práctica del colecho, ya no por razones de falta de espacio, sino como parte de la teoría del apego, para fortalecer el vínculo entre padres e hijos y la seguridad del niño.

En este sentido, es importante destacar que el colecho puede ser una herramienta poderosa para fomentar la conexión emocional entre los padres y el niño. Al compartir el espacio de sueño, los padres pueden responder más rápidamente a las necesidades del niño, lo que puede resultar en un menor estrés y ansiedad para el niño. Además, el colecho puede facilitar la lactancia materna, ya que la madre puede alimentar al niño sin tener que levantarse de la cama.

En Japón, el colecho es usual hasta que el niño tiene 7 años de edad, y en occidente está cada vez más aceptado, aunque existen también duras críticas, ya que tiene aspectos positivos y negativos.

Entre lo positivo se destaca la facilidad de amamantamiento nocturno, que es más cómodo al tener al niño cerca, reduce la hipoglucemia y la apnea de sueño del bebé, bajando el riego de padecer muerte súbita, salvo que los padres sean fumadores. El bebé sufre menos estrés, y, al llorar menos, también permite que los padres descansen mejor, y afianza el vínculo paterno-filial.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que el colecho no es adecuado para todas las familias. Algunos padres pueden encontrar difícil compartir su cama con su hijo, especialmente si tienen un sueño ligero o si el niño se mueve mucho durante la noche. Además, el colecho puede ser problemático si los padres tienen una cama pequeña o si hay otros niños en la familia que también quieran compartir la cama.

Entre lo negativo, el riesgo más importante es la posibilidad de asfixiar al bebé, especialmente en caso de padres obesos y con bebés muy pequeños. Es difícil, cuando el niño ya se acostumbró a dormir con sus padres, que luego acepte dormir solo, lo que en vez de hacerlo independiente tendrá un efecto contrario. Otro grave problema es que las relaciones sexuales de la pareja se ven entorpecidas.

La OMS recomienda si se va a practicar el colecho: acostar al bebé boca arriba, sobre un colchón firme y plano, evitando almohadas o mantas, que puedan cubrir al bebé y evitar que respire: No se debe fumar, ni consumir alcohol o drogas, y evitar el colecho si se está padeciendo una enfermedad contagiosa o se tomen medicinas que potencien el sueño. Las mascotas no deben participar del colecho.

Es esencial que los padres que opten por el colecho tomen todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad del niño. Esto incluye asegurarse de que la cama es lo suficientemente grande para todos, que el colchón es firme y que no hay objetos sueltos en la cama que puedan representar un riesgo de asfixia. Además, los padres deben estar seguros de que pueden despertarse fácilmente durante la noche para atender las necesidades del niño.

Citar este artículo

Fingermann, H. (17 de junio de 2019). Concepto de colecho. Deconceptos.com. Actualizado el 21 de marzo de 2024. https://deconceptos.com/ciencias-sociales/colecho

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