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centrífugo

La palabra centrífugo proviene del latín “centrifugus”, aludiendo a aquello que se aleja del centro, o tiende a hacerlo. En Física, se habla de fuerza centrífuga, relacionada con la centrípeta, pues es contraria a ella, pero, a la vez, igual, y aparece en los cuerpos que describen trayectorias de rotación. Se trata de una fuerza

yelmo

La palabra yelmo según la Real academia Española, procede del germánico “hĕlm”, siendo una parte de la armadura de los combatientes. Los cascos para proteger la cabeza de los luchadores, se usaron desde la Edad de Bronce, pero en general el rostro quedaba al descubierto. Fueron los guerreros griegos los que usaron los llamados yelmos

celuloide

La palabra celuloide fue tomada, según la RAE, del vocablo inglés “celluloid”, siendo el nombre comercial del producto termoplástico, que consiste en una solución sólida, plástica, elástica y transparente, de nitrato de celulosa y algunos plastificantes, como puede ser el alcanfor. Se cree que el celuloide fue un invento de los hermanos estadounidenses, John Wesley

celada

La palabra celada, procede etimológicamente del vocablo latino “caelāta” que alude a un yelmo labrado, siendo un yelmo la parte de la armadura con que se protegían los combatientes, que luchaban a pie o a caballo, sus cabezas y caras, a partir del siglo XV, como evolución del bacinete medieval, que era de hierro y

cebo

La palabra cebo, reconoce su etimología en el latín “cibus” que se traduce como “alimento”. No debe confundirse con sebo, ya que son palabras homófonas, por eso sebo tiene un significado diferente, aplicándose a la grasa extraída de ciertos animales. Cebo, es la comida que se usa para nutrir o engordar a los animales, y,

cazo

Cazo, es un sustantivo de origen incierto, cuyo uso es muy frecuente en Gastronomía y puede referirse a dos elementos de cocina: Por un lado, se le dice cazo, a un recipiente, considerado uno de los primeros elementos que se usaron para cocinar, siendo originariamente de barro, pero en la actualidad, son generalmente metálicos, aunque

cáustico

La palabra cáustico es un adjetivo que se originó en el vocablo griego καυστικός (léase kaustikós) término derivado de verbo καίειν (kaíein) que se traduce como “quemar”. El latín lo tomó como “caustĭcus”, y así llegó al español. Una sustancia cáustica es aquella que tiene la capacidad de quemar los tejidos vivos y, por ende,

caucho

La palabra caucho nos llegó desde la lengua quechua, donde se designaba como “kawchu” a un látex que se extrae de la savia de unos árboles o arbustos del orden Rosales, y de la familia de las moráceas, especialmente de la Castilla elástica o árbol de hule. Los aborígenes americanos empleaban el caucho, que es

catalizador

La palabra catalizador, está integrada por catálisis, término que procede del griego κατάλυσις (léase “katálysis” y significa “disolución”, más los sufijos “izar” que se traduce como “convertir en” y “tor” que indica “agente”. Empezaremos definiendo una reacción química como el proceso de ruptura de los enlaces de los átomos que componían una molécula y su

casilla

El sufijo “illa” aplicado sobre la palabra casa, indica que casilla, es un recinto de pequeñas dimensiones. Las casillas, pueden ser construcciones pequeñas, de diversos materiales, como madera, chapa o ladrillos, que pueden ser usadas con diversos fines, por ejemplo, para guardar tubos de gas envasado; albergar a quienes realizan un servicio de vigilancia; para