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elucubración

La palabra elucubración, del latín “elucubratio”, hace referencia a la acción y al efecto del verbo elucubrar, que llegó a nuestro idioma, tal vez desde el francés élucubrer” que a su vez lo tomó del latín “elucubrare”, verbo formado a partir del prefijo de exclusión, “ex”, sobre “lucumbrum”, integrado el vocablo por “lux”, en el

ignoto

Ignoto es un adjetivo, que procede del latín “ignotus”, vocablo integrado por las siguientes raíces latinas: el prefijo de exclusión “in” y “notus” que significa “conocido”. Por lo tanto, ignoto es algo que resulta desconocido, ya sea porque existe, pero no se lo conoce, o no ha sido descubierto, como el caso de un libro

imbuido

La palabra imbuido es el participio del verbo imbuir, ya que indica el efecto o resultado de tal acción, siendo imbuir, un verbo pronominal, irregular y de tercerea conjugación, que se derivó del latín “imbuere”, a su vez, de “imber” vocablo que designaba a la lluvia. Es por eso que imbuir es humedecer o empapar,

preso

La palabra preso procede del latín “prensus” y es el resultado del verbo “prehendere” en el sentido de atrapar o privar a alguien de su libertad; por ello preso es alguien que ha sido atrapado o puesto en cautiverio. Ejemplos de uso como sustantivo: “El preso estaba angustiado y molesto por su condición” o “El

maligno

La palabra maligno, nos llegó desde el latín, “malignus”, integrada por el adjetivo “malus” que se traduce como malo, y por la raíz, “gen” que nos remite al origen. Maligno es todo aquello, evento natural o pensamiento o acción humana, que es engendrado como malo o destinado a hacer el mal, entendido como daño o

torso

La palabra torso es un sustantivo masculino, que reconoce su etimología en el griego θύρσος (thýrsos). En la mitología griega, un tirso, es una barra forrada con hiedra o con vid que en su remate tiene una piña de pino, símbolo que se usaba en los homenajes al dios del vino, Dionisio. Del griego fue

benigno

La palabra benigno nos llegó desde el latín “benignus” vocablo que se integra con el adjetivo “bene” que se traduce como “bueno” y con el verbo “genere” en el sentido de generar o engendrar. Algo benigno es lo que se generó o nació como bueno o carente de malignidad o capacidad de hacer mal o

dorso

La palabra dorso reconoce su etimología en el latín “dorsum”, que se traduce como “espalda”, por ello, el dorso de algo o de alguien, es su parte posterior, muchas veces, la que queda oculta. Lo relativo al dorso, recibe el nombre de dorsal. En los humanos, el dorso se identifica con la espalda, que se

odalisca

Del turco “odalik”, que significa “concubina”, integrado el vocablo por “oda” en el sentido de “dormitorio” y por “lik” que se traduce como doncella; el diplomático francés Louis Deshayes lo usó como “odqalisque” en su bitácora de viaje, en 1624, y desde el francés llegó la palabra odalisca al español, para nombrar a la mujer

oda

La palabra oda, procede del griego, “odé”, primero aplicado a cualquier tipo de cantos, y, luego circunscripto a los himnos y cantos de alabanzas. Pasó como “oda”, al latín, y de allí a nuestro idioma, para referirse a una composición poética lírica, escrita en rima, dividida en partes de idéntica extensión, y de temática variada